El Instituto Pedagógico de Caracas, hoy constituido en el “Alma Mater” de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, con más de ochenta y cinco años cargados de historia, de luchas, de incertidumbres, de renovaciones; de fecunda producción intelectual y humana, ha sido formador de legiones de hombres y mujeres que han tenido una influencia decisiva en la vida contemporánea de nuestro país.
Sus egresados han nutrido las diversas academias profesionales, han sido ministros, embajadores, escritores, poetas, ensayistas, científicos, fundadores de centros de enseñanza y facultades universitarias; han sido reconocidos nacional e internacionalmente pero sin apartarse de su condición de maestros de la venezolanidad, también han sido defensores de la escuela pública al constituirse en fundadores de gremios y asociaciones gremiales.
No existe una institución de educación, de cualquier nivel y modalidad donde no se encuentre a un orgulloso egresado del Instituto Pedagógico de Caracas. Las Academias Nacionales de la Historia, de la Lengua y de las Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales albergan un número significativo de insignes docentes e investigadores formados en nuestra casa de estudios.
El Instituto Pedagógico Nacional, hoy Instituto Pedagógico de Caracas, es creado el 30 de septiembre de 1936, como consecuencia del movimiento renovador que se puso en marcha con la muerte del General Juan Vicente Gómez. Para la época había un 75% de analfabetismo, y el estado de la educación pública era deplorable. Existían solamente 2.161 escuelas primarias y la educación normalista que contaba con 161 alumnos, se impartía solo en Caracas. Existían solo dos universidades, la de Caracas y la de Mérida con escaso número de estudiantes. Era urgente entonces atender el problema de la educación pública. Corresponde al sucesor de Gómez, el General Eleazar López Contreras y por decisiva influencia de sus ministros de Instrucción Pública: Caracciolo Parra Pérez y Rómulo Gallegos sucesivamente, designar a comienzos de 1936, al Dr. Mariano Picón Salas como Superintendente de Educación Nacional, para darle vida a una nueva institución de educación, formadora de Profesores para la educación secundaria.
Mariano Picón Salas, merideño, escritor, ensayista, poeta, Profesor de Historia egresado del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, y Doctor en Filosofía y Letras en la misma universidad austral, fué heredero de la rigurosa metodología de trabajo legada a los profesores chilenos, por parte de su Rector Eximio: el caraqueño Don Andrés Bello. Picón Salas, siguiendo con profunda convicción el pensamiento bellista afirmaba que “ la educación es el centro vital para lograr en el ser humano una transformación. En lo material y en los espíritus”. De allí su empeño, como Bello, en la búsqueda de toda obra superior, y le animó con entusiasmo la creación del Instituto Pedagógico Nacional “ con el objeto de preparar a un profesorado especializado en letras y ciencias para la Educación Secundaria de la República, y al mismo tiempo para contribuir al desenvolvimiento de la alta cultura en Venezuela y a la formación de expertos en distintas ramas científicas y técnicas…” . Picón Salas afirmaba además que el instituto significaría para la vida cultural venezolana, lo que había sido en Francia la Escuela Normal Superior, en México La Escuela Nacional preparatoria y en Chile el Instituto Pedagógico y la Escuela Superior de Humanidades. Para tal propósito se apoyó en un calificado grupo de docentes chilenos que conformaron la Primera Misión Chilena, la cual estructuró el primer plan de estudios de la nueva institución formadora de profesores. En mayo de 1936 llegaron los 14 miembros de la Misión Chilena: los profesores Oscar Vera, Humberto Parodi Alister, Horacio Aravena y Rosa Padlina de Franzetti; así como los Normalistas Octavio Palma Pérez, Manuel Mandujano, Daniel Navea, Salvador Fuentes Vegas, Carmen Mohema Morales, María Marchant de González Vera, Humberto Hinestrosa, Armando Lira, JulioHeise y Oscar Marín.
De allí que el diseño del naciente instituto, así como su primer cuerpo de Profesores, se inspiró y se apoyó en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
Es así como en el decreto de creación del Instituto Pedagógico Nacional, firmado el 30 de septiembre de 1936, por el presidente Eleazar López Contreras y refrendado por el Ministro de Educación el Dr. Alberto Smith, se lee en su artículo 1º “Se crea en esta ciudad una Escuela Normal Superior que se denominará Instituto Pedagógico Nacional, destinado a formar el profesorado para la enseñanza secundaria y normalista; a cooperar con el perfeccionamiento del profesorado en ejercicio; a fomentar el estudio científico de los problemas educacionales y de la orientación vocacional, y realizar investigaciones pedagógicas sobre educación, especialmente sobre educación venezolana”.
El 13 de octubre del mismo año se promulga el Primer Reglamento del Instituto Pedagógico Nacional y el 14 de octubre se fijaron las normas para el establecimiento de los cursos extraordinarios de Formación y Perfeccionamiento de Profesores de Educación secundaria y Normal y mediante Resolución 109.984 del Ministerio de Educación, se publica en la Gaceta Oficial, el primer Plan de Estudios con cursos y materias, precursores lo que en la actualidad conocemos como Departamentos y Cátedras pues hasta la fecha se presentan sin solución de continuidad funcional.
Se designan como Jefes de los cursos a los profesores chilenos Carmen Moema para Castellano, Rosa Padlina de F, para Francés; María Marchant de González para Ingles, Observación Metodológica y Práctica Docente; Julio Heisse para Historia; Oscar Marín para Matemática; Humberto Parodi Alister para Física; Octavio Palma para Biología, Horacio Aravena para química y Armando Lira para Dibujo. Es de observar que estos profesores jefes son los antecesores de los actuales jefes de tales departamentos.
El profesor Humberto Parodi llegó a ser dos veces Director del instituto, echó raíces en Venezuela y es considerado el padre de la moderna enseñanza de la física en el país.
El 9 de noviembre de 1936, en una vieja casona, la nº 2 de Cipreses a Velásquez y bajo la conducción de su primer Director el profesor Alejandro Fuenmayor, se inician las actividades docentes con un distinguido cuerpo de profesores chilenos y venezolanos, entre estos últimos se contaban Mariano Picón Salas, Mercedes Fermín, Héctor Cuenca, Humberto García Arocha, Pedro Grases, Luis Beltrán Guerrero, Ramón J. Velásquez y Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien no llegó a posesionarse de su cátedra.
Entre altas y bajas transcurrió la vida del Pedagógico hasta 1938, cuando siendo Ministro de Educación el Dr. Enrique Tejera, este designó al Dr. Rafael Alberto Escobar Lara, como Director del instituto. Al docente aragüeño, profesor de Filosofía y Geografía General formado en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile le correspondió la tarea de modernizar la institución: Incorporó una segunda misión de profesores chilenos, la denominada Misión Universitaria; logró una nueva y moderna edificación en la Urbanización El Paraíso (1939), hoy constituida en Patrimonio Histórico; instaló modernos laboratorios de Física, Química y Biología; inició los primeros cursos de extensión universitaria que se conocen en Venezuela y realizó un decisivo esfuerzo para que en la Ley de Educación de 1940, presentada al Congreso Nacional por el Ministro de Educación, Dr. Arturo Uslar Pietri, se reconociera al Instituto Pedagógico, como un instituto de Educación Superior, pues en su artículo 76 rezaba “La Educación Superior se suministra en Universidades o cátedras universitarias que se establezcan aisladamente y en el Instituto Pedagógico”. El Dr. Rafael Alberto Escobar Lara, es considerado el segundo fundador del IPC.
En 1939 Juan Gómez Millas Jefe de la segunda misión chilena delineó la finalidad del IPN: “Por la naturaleza misma de su tarea el Instituto Pedagógico Nacional es un Instituto de Enseñanza Superior. No bastará que el joven que a él se incorpore entre en contacto con los últimos procesos de las ciencias; será también indispensable que su espíritu y voluntad se adiestren en los métodos de la investigación científica, única manera de que pueda comprender el valor de las ciencias que mañana va a enseñar a la juventud venezolana y desarrollar las aptitudes que la harán contribuir al adelanto de esa misma ciencia en su propio país. El instituto Pedagógico Nacional va a trabajar con dos cosas que son extraordinariamente delicadas: Con la verdad y con la juventud».
La Ley Orgánica de Educación y su Reglamento, promulgados en 1947, afianzaron la legalidad de nuestro Instituto Pedagógico como instituto de Educación Superior, sin embargo el decenio perezjimenista frustró toda posibilidad de desarrollo, pues en esa década oscura, el instituto fue borrado de la Ley de Educación de 1955; cerradas las puertas a los maestros, eliminados los incentivos económicos para sus profesores, muchos de ellos perseguidos, encarcelados o en el exilio. Además el régimen estudió un proyecto para adscribir el Instituto Pedagógico a la recién creada Escuela de Educación de la UCV, asunto que afortunadamente no se concretó. El Instituto Pedagógico entonces casi desaparece del panorama educativo nacional.
En el retorno de la democracia, le corresponde a su Director, el Pbro. Manuel Montaner (1959-1962), iniciar y consolidar un proceso de crecimiento que ha sido indetenible hasta nuestros días.
En el año 1962, bajo la dirección del profesor Gustavo Bruzual (1962-1969), la institución acomete la primera evaluación que una institución de educación en Venezuela realiza por decisión propia. Corresponde al profesor Gilberto Picón conducirla en la Comisión de Evaluación (C.E.D.I.P), cuyos resultados en 1969 marcaron un intenso viraje curricular, académico y administrativo. Años mas tarde el Profesor Picón dirigiría con gran acierto a la institución como Director (1980-1983)
Posteriormente el profesor Pedro Felipe Ledezma (1969-1973) como Director del Instituto y el profesor José Hernán Albornoz, Subdirector Académico, dinamizan la reforma propuesta por el C.E.D.I.P, que requirió una nueva estructura reglamentaria académico-administrativa para un nuevo diseño curricular basado en el régimen de semestres. Se desarrolló un nuevo sistema de evaluación; se implantó el nuevo diseño curricular y se aprobó el Reglamento General Interno del Instituto (1972); se impuso el concurso como un requisito de ingreso para el personal docente; además dieron inicio los cursos de postgrado en las especialidades de Lingüística y Literatura Hispanoamericana, dirigidos por los Profesores Luis Quiroga T. y Domingo Miliani; creación de los departamentos de Ciencias de la Tierra, Arte y Educación Especial; creación e impulso del Programa de Desarrollo del Personal Docente y de Investigación que permitió a 45 profesores realizar estudios de postgrado en Estados Unidos, México, Francia, Inglaterra e Italia.
El Profesor Ledezma en un gesto de nobleza y sentido universitario auspició, además, el proyecto de creación de otros núcleos de formación docente, como el Instituto Pedagógico de Maturín y el de Maracay en 1971. Una década después le tocó formar parte de la Comisión que realizó el estudio de factibilidad de la creación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
En su trascendental gestión como Director del Instituto Pedagógico de Caracas, el Profesor Ledezma fue pilar fundamental en el proceso de cambios cualitativos que iniciaron la modernización del instituto y marcaron pauta en el mejoramiento de la Educación Venezolana. Profundamente estudioso de la historia institucional y su trascendencia, señaló que la vida del pedagógico ha estado marcada por cuatro etapas:
- Tiempos de Incertidumbre 1936-1939
- Consolidación del Instituto Pedagógico y Definición legal como Instituto de Educación Superior 1946-1954
- Tiempos de Minusvalía e Inseguridad Jurídica 1955-1980
- La Universidad Pedagógica Experimental Libertador como perspectiva.
El 20-01-71, se decretó el Reglamento de los Institutos Universitarios, otorgándosele al entonces Instituto Universitario Pedagógico de Caracas una reglamentación especial en Resolución de enero de 1972 que consagró su democratización.
Al principio de los ochenta un nutrido grupo de profesores de la institución, se agrupan en un movimiento gremial denominado Movimiento Universidad Pedagógica (MUP), cuya finalidad era luchar por la creación de la Universidad Pedagógica de Caracas, y que tuvo acogida en los demás institutos que también sentían el mismo anhelo: convertirse en universidad, consecuencia de los justos reclamos realizados por los egresados de los Institutos Universitarios Pedagógicos ante la injusta discriminación que recibían de las universidades nacionales, por la precariedad jurídica de sus títulos profesionales. El reclamo nacional tuvo eco y ante la necesidad de unificar criterios académico-administrativos en cuanto a la carrera docente y bajo el liderazgo del Profesor Felipe Montilla, Ministro de Educación y eximio docente en Geografía de nuestra institución, se concretó la creación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, mediante decreto ejecutivo del 28-7-1983. El Consejo Nacional de Universidades (CNU) aprobó la incorporación de los 8 institutos pedagógicos a la UPEL el 5-8-87.
El “Padre Pedagógico”, como lo denominó uno de nuestros mas ilustres docentes: el Dr. Elio Gómez Grillo, ha producido numerosos hijos tanto institucionales: Los Institutos Pedagógicos de Barquisimeto, Maturín, Maracay y Miranda; como hijos humanos legítimos y orgullosos, que “entre los muros de la casa vieja” como denomina el profesor Mario Torrealba Lossi al Edificio Histórico de nuestra institución, aún resuena el andar pausado y la palabra orientadora de sus maestros, entre los que recordamos con especial deferencia a Humberto Parodi Alister, Augusto Pi Suñer, Ignacio Burk, Edoardo Crema, Juan David Garcia Bacca, Olinto Camacho, Gustavo Bruzual, Pablo Vila, José Royo y Gomez, Pedro Díaz García, Ángel Rosemblat, Luis Quiroga, Mario Torrealba Lossi, José Hernan Albornoz, Elena Vera, Humberto García Arocha, Domingo Miliani, Francisco Tamayo, Minelia Villaba de Ledezma, Maruja Taborda, entre muchos otros grandes maestros; contrastando con el andar agitado y la palabra ligera de sus legiones de alumnos, sus hijos, convertidos hoy muchos de ellos, en profesores de producción fecunda y trascendente, en gerentes universitarios, y en luchadores gremiales defensores de la educación pública gratuita y obligatoria.
Hoy como ayer, tarde o temprano los hijos regresan a la sombra del soleado edificio, y dirán como el Dr. Elio Gómez Grillo, otro de nuestros ilustres docentes “Estamos hoy contigo, a tu lado padre Pedagógico, estamos aquí, junto a ti, los hijos que has forjado y los que forjas, estamos aquí tus frutos y tus simientes…”
La vigencia del ideario de nuestros maestros del Instituto Pedagógico de Caracas, marca la filosofía de la formación docente en nuestro país, y nadie como el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, para recordárnoslo con verbo permanente: “El Hombre que tiene por función conducir a otro, como el que asciende a una montaña, va ampliando su horizonte en la medida que conquista alturas mayores. Vencida una etapa en el ascenso, la que viene proporcionará dominio mayor y la preocupación por futuros horizontes mas lejanos todavía” , teniendo siempre presente que “educar es forjar un espíritu, crear hábitos de trabajo, formar una conciencia para el trabajo, dar una disciplina para la investigación, en síntesis formar un ciudadano, un hombre”
Profesor Cristian P. Sánchez