Los que tuvimos la dicha de formarnos en el Pedagógico entre 1965 y 1970 sabemos de la calidad de lo recibido en nuestra formación; una formación que alcanzaba la vestimenta de los estudiantes, por aquello de que los docentes debían ser ejemplo. Los hombres, debían asistir a clases con chaqueta y nosotras en vestidos, zapatos de tacón y medias de nylon. Las medias en esa época no eran panty sino las que se usaban con ligueros y los pupitres las rompían muy a menudo. “Con medias rotas no entras a clases”. La cosa era así; una tragedia. Nuestras profesoras fundamentalmente eran muy estrictas con la presencia impecable de la mujer, y podíamos por un “hilo ido”, perder la clase. En nuestras carteras, por esa razón, siempre había medias para sustituir la dañada, y cuando olvidábamos comprarlas para tenerlas a mano, corríamos a “casa de Douglas”, el que regentaba el cafetín, quien las vendía en color carne o nude. Era frecuente, que solo se rompiera una y ante tal eventualidad, nos poníamos de acuerdo entre dos compañeras, bajábamos rápidamente, le comprábamos un paquete y corríamos al baño del pasillo, que siempre estaba full de mujeres en la misma situación y que tenía las papeleras desbordadas por la acumulación de medias nylon rotas. Douglas, nuestro querido alcahuete Douglas, siempre nos surtió; era un objeto de primera necesidad. Escrito en 2023.
Marina Romero. Profesora de Matemática. Egresada en 1970.